jueves, 31 de enero de 2013

Me enteré ayer


¿Como cuántos demonios pueden susurrar a tu oído al mismo tiempo? ¿Cuánta inconsciencia puede caber en un padre de familia, en un esposo, en un amigo? ¿Cuánto dolor puede un hombre bueno, cargar sobre sus hombros?

La casa de la playa es luminosa, de buenas dimensiones y bonita. Sin embargo es fría. Carente de algo que logre la sensación de calidez de un hogar. Imaginé que era por estar deshabitada el 90% del tiempo. Era esa su casa en La Cenicienta del Pacífico, la destinada para su retiro. Magníficos anfitriones, una pareja bien avenida, sibaritas. Amantes de la buena mesa y del vino. Tuvieron tres hijos. Excelentes muchachos todos. Uno de ellos falleció en un accidente hace poco mas de 4 años. Desde entonces dejaron su hogar en la ciudad mas pequeña y pintoresca de la península. El muchacho, por sus estudios viajaba constantemente de la montaña al desierto y viceversa. Vivía en el camino, y en el camino quedó.

Después de la tragedia y ya instalados en La Ciudad que Capturó al Sol; esperaron que los otros dos hijos terminaran la carrera. En tanto eso pasaba, sus planes de vida no se detuvieron. Tras jubilarse a buen tiempo, se dedicaron a hacer lo que querían. Él pintaba, vendía sus cuadros, realizaba exposiciones. También dedicaron un tiempo a viajar. Fueron a Europa, a China apenas el año pasado, luego a Cartagena hace poco. Y qué decir de los viajes al centro del país. Eran continuos. Se inscribieron en esos cursos tan de moda de los imanes "curalotodo". Se aclientaron con rapidez y consultaban solo bajo previa cita. Se encontraban social y políticamente bien posicionados desde hacía tiempo.
A finales del verano regresaron a su pequeña ciudad. La hija menor, finalmente había concluido la carrera. Le consiguieron trabajo, las cosas marchaban. Familia, amigos, trabajo, vida. Todo parecía fluir. Me enteré ayer noche, que en diciembre, él se notaba un poco alicaído. La gente que lo estimaba lo notó y preguntaban: "no pasa nada" "todo está bien" eran sus respuestas. Si con una palabra se definiera a las personas, solícito sería la suya. Un hombre solícito y afable. Buen padre, buen esposo, buen amigo. Querido y respetado por cuantos le trataban.

Me enteré ayer. Que en esa pequeña y pintoresca ciudad donde sus hijos vieron la luz por primera vez. Hace quince días exactos, en la casa donde vivía con su amada familia,  al final del pasillo del que fuera su hogar por tantos años; lo encontró su esposa, pendiendo de una cuerda amarrada al cuello... muerto.

lunes, 28 de enero de 2013

Difuminando


- Ah que usted tan traidor.
- ¿Es a mi?
- ¿A quién si no, estoy mirando?
- ¿Nos conocemos?
- ¡Libremente Dios!
- Entonces ¿a qué viene el insulto?
- ¿Cree que hace falta conocerle para insultarle?
- Mire, señora...
- Miro, traidor...

- Tengo muchas cosas que hacer con mi tiempo como para desperdiciarlo en discutir con... usted. Además, por respeto a su condición, me abstengo de ponerla en su lugar.

- ¿Mi condición? ¿Y qué condición es esa, si puede saberse? además ¿cómo y por qué habría de ponerme "en mi lugar"?.

- Pues como mujer, me refiero. Es usted mujer, por eso debo respetarla. En cuanto a ponerla en su lugar, me refiero a los insultos.

- ¿Cuales insultos?
- Pues eso de traidor ¿no le parece un insulto?
- Usted lo dijo: UN insulto, que si lo fuera, es singular y no plural. Así que no pluralice.
- Como sea, usted llegó insultándome y ni siquiera la conozco.
- En primera: decirle o llamarle a USTED traidor no es insulto, sino definición. 
- Con permiso, señora, no pierdo mas mi tiempo atendiendo a sus incoherencias. 

Se retiraba del lugar cuando escuchó de nueva cuenta la voz femenina hablando con firmeza.

- "Traidor es quien reniega en dichos o acciones de un compromiso de lealtad". Como usted hizo.

El hombre volvió sobre sus pasos, enfrentando airado a la mujer.

- Acabáramos, ¿pero quién se cree usted que es,  para afirmar que soy un traidor, que "he renegado de un compromiso de lealtad"?  ¡si ni siquiera me conoce!

La mujer le miró directo a los ojos. No dijo mas. El esbozo de una sonrisa se dibujó en su rostro. El gesto ominoso de quien se enfrenta ante la negación de un hecho irrefutable.  Esgrimió el silencio por respuesta.

Era cierto, no se conocían. Y si por cuenta de ella corría, no lo harían jamás. Porque quizás el hombre tenía una memoria muy flaca. Porque tal vez en otra era, en otro tiempo, en otro espacio, había tendido su mano, pretendiendo que era de amigo. Porque cuando ella decidió arriesgarse, aceptar la mano, estrechar espacios... él simplemente desapareció. Y aunque "retirarse no es huir, cuando te encuentras ante el pueblo del rebuzno"; bien podía considerarse que huyó, porque jamás estuvieron ante el pueblo del rebuzno.Y si bien no era ella Dulcinea, tampoco era él un caballero de lustrosa armadura.

Procedió a eliminarlo de su vida. Conforme lo hacía, el hombre iba difuminándose. Tal como lo haría un dibujo al carbón bajo el esfumino. Fue convertido el traidor, en un simple manchón de su pasado.

sábado, 26 de enero de 2013

Una niña a las 6 de la mañana


Ya había despertado. Cuestión de hábito de años. Pero seguía echada sobre la cama cuando escuché que alguien tocaba con timidez en la puerta de entrada. Los dormitorios se encuentran en la planta alta de la casa. A medio bajar las escaleras pregunté quien era. "Soy yo" dijo una voz llorosa. Supuse que era mi joven vecina del final de la calle. ¿Ale? pregunté "no" respondió la vocecita. Mas intrigada todavía me acerqué con cautela a la puerta. La casa no está cercada. Cualquiera puede llegarse hasta la entrada y tocar. Pero eran poco mas de las seis de la mañana. "No hay ladrones o asaltantes a esas hora". Eso me dio la gana de creer y confié en que era una mujer vecina que necesitaba algo. Al abrir, me encontré con una niña de pocos años en bata de franela y pantuflas. "No está mi papá" dijo a quemarropa, luego señaló la casa de la cochera blanca y entendí que se trataba de la hija del vecino poco sociable. No que yo sea muy sociable, pero soy la única que saluda a todos cuando trabajo en el jardincito enhierbado de mi casa. Cuando pasan o los veo fuera de sus casas, saludo con educación. Si responden bueno, si no, es problema de ellos. 
Precisamente el papá de la niña asustada es de los que jamás respondían el saludo ni por error, hasta la ocasión en que se metieron a robar a su casa y llamé a la policía. Cuando supo que fui yo, comenzó a responderme el saludo e incluso a saludar si me veía primero.
La niña se soltó hablando sin parar: "es que mi papá se va todos los días y me deja el celular, pero yo no se su número para marcarle y siempre llega pronto pero no ha llegado y nunca me deja sola tanto tiempo, porque se va a las 4 o 5 de la mañana pero siempre llega a las 6 y me desperté y no ha llegado y no se su numero y tengo miedo"

Para entonces eran mas de las 6 y cuarto. Le dije que no tuviera miedo, que seguramente su papá no tardaría. Le pasé el brazo por los hombros, confortándola. Pregunté su nombre y qué año cursaba. La invité a pasar oferciéndole una taza de chocolate caliente. Fui a la cocina y puse a hervir agua. Se sentó en el sillón frente a la ventana, nerviosa volvía la vista hacia afuera. Le dije que abriera la cortina para que pudiera ver cuando llegara su papá.

Luego se acordó que había dejado el teléfono celular en su casa y me dijo que iba por él. Lo trajo y me mostró que su papá siempre la llama. Varias veces al día, pero no había ni una llamada esa mañana. Realmente se veía mas tranquila que cuando llegó, porque se sentía acompañada. 
Cursa el segundo de primaria. Tiene 7 años. Se llama Claudia. Su mamá no vive con ellos. No pregunté nada, ella sola dijo que su mamá tenía teléfono también, pero no sabía el número y trabaja en un barco y no sabían cuando estaba, porque a veces la llamaban a las once de la noche. Hace tiempo que noté la ausencia de la madre. Hace tiempo que veo llegando solos a casa, al papá con la niña. Hace tiempo que supuse que viven solos los dos. Y curiosamente yo no vivo ahí. Soy una intermitente vecina que llega al puerto cada mes o cada dos meses. He dejado de ir hasta tres meses consecutivos.

Ciertamente estuve entre octubre y principios de noviembre pasados, un mes completo, pero no me encuentro en esa casa con regularidad. 
¿Por qué habiendo mas vecinos que viven ahí permanentemente, la niñita tocó a mi puerta?
A eso de las siete de la mañana llegó el papá.
Ella salió feliz a su encuentro.
El hombre no tuvo la cortesía de cruzar la calle para ir a mi casa. Hubiera querido ofrecerle mi número para alguna emergencia. Pero volvieron a salir hasta que era hora de ir a la escuela.

Me quedé un poco preocupada porque justamente ese día yo regresaba a mi desierto. La casa se quedaría sola de nueva cuenta. Y la niña no tendría mas mi puerta disponible. 



domingo, 13 de enero de 2013

Electromiografía de un dolor fantasma

"A veces después de una amputación, el paciente puede sentir sensaciones en sus extremidades fantasma (las que fueron amputadas). Si esa sensación es bastante intensa, entonces se le denomina como dolor fantasma o síndrome del miembro fantasma." [...] (Ensayos y Trabajos)

Estos científicos que no acaban de ponerse de acuerdo. Afirman, por una parte, que los fantasmas "no existen" y por otra, bautizan dolores, que "no tienen razón de ser", como eso; "dolores fantasma".

Surgen entonces estas cosas raras; de entre lo que es verdad y a la vez, soberana mentira.

Tenía miedo. Por eso no iba. Pero fue, cruzó la puerta pensando que estaba lista. Nada la preparó para las lágrimas y gemidos que la tomaron por sorpresa a la salida. ¿Dolor? sí, punzante y desgarrador. Era su garganta la que con sonidos guturales se quejaba. Su cuerpo el que temblando con angustia mortal, delataba su miedo. Y la humedad caliente de miles de lágrimas guardadas; a torrentes, lo empapaban todo. De entre las cosas que en sus raptos de soberbia creyó dejar atrás. Aun quedaban rescoldos de esperanza. No lo sabía, pero al cruzar la puerta, cegaba del todo aquel residuo. Y se dolía. Igual que un condenado  hacia el cadalso; aquel que salvara la vida mientras permaneciera escondido en lo profundo.
Dolor de lo que ya no está, pero que estuvo. 
Cuando teniendo piel, fue desollada.
Cuando su verdad, y la de su vida, se fueron pudriendo hasta quedar de plano mutiladas.
Cuando decapitaron sus sueños y los latidos de un corazón un tanto ingenuo y loco.
Cosas que ya no estaban pero dolían [¡maldita sea! casi lo mismo.
Era un intenso dolor. 
Dolor absurdo. 
Dolor cruel. 
Dolor fantasma muy agudo.



miércoles, 9 de enero de 2013

Beatífica


Hace un par de semanas, fui invitada a una reunión. La persona que convocaba y yo, somos amigas desde que ambas egresamos de la misma carrera. Invitó a mas personas que conocimos por la época. Amigos suyos, conocidos míos. Inevitablemente recordamos aquel tiempo. Compartimos actualidades, recordamos a los que se han ido, conocimos a los nietos de algunos. En fin. reunión social de viejos tiempos. Hubo un pelo en la sopa. El esposo de una de aquellas antiguas compañeras ES ODIOSO. Lo fue en aquel entonces, cuando solo eran novios. Pero se ha refinado. Hoy lo es mas. De hecho creí que estaba borracho y por ello es tan "sangre de cochi". Me hicieron la aclaración de que: bebido o en su sano juicio, es alegador. De la clase de aquellos que siempre quiere tener la razón y a "todos tiros" decir la última palabra. Horror de horrores. Salvando las maneras políticamente correctas en esas circunstancias, salí de esa reunión lo mas rápidamente que pude. Me negué a regalar mi tiempo escuchando mas de lo necesario a un necio.

Conduciendo de camino a casa, mi imaginación, como siempre, hizo de las suyas. El necio de marras es de baja estatura. Tiene una timba enorme. Intuyo que por ser bebedor de cerveza consuetudinario, o tiene "malito" su hígado y por eso su estómago abulta tanto. Viste como leñador de cuento. Su cara rubicunda es de poros dilatados, cejas espesas y poca frente. Lleva el cabello desaliñado sobre los hombros. La barba descuidada y con pequeñas porciones de alimento en ella. Sus ojos son redondos, diminutos y hundidos casi hasta la nuca. La nariz ancha, cacariza y prominente. Sus manos gruesas, toscas y muy pequeñas. Casi desprovistas de uñas. Con claras señales de ser arrancadas con los dientes. Sin parar de hablar y dar opiniones que nadie le solicitaba, contradiciendo a la persona que tuviera la palabra en ese instante. Ni cuando tenía la boca llena de comida dejaba de hablar. Un verdadero fastidio.  En una obra teatral infantil, le quedaría que ni pintado, el papel de Troll. Ni siquiera tendrían que gastar en maquillaje. 
Tranquilizado mi espíritu por esa cómica imagen mental, sonreí beatíficamente.

Pero, igual, encontré las contundencias de siempre, o casi siempre en mi cabeza.
  • DETESTO a los necios.
  • NO TOLERO a los borrachos.
  • ABORREZCO someter mi voluntad a la de otros, por los motivos que sean.
  • ODIO las  manipulaciones o los intentos de manipular.
  • DESPRECIO a los criticones sin oficio ni beneficio. 
  • ALUCINO a los que se creen inteligentes Y NO LO SON.
  • ABOMINO a los inteligentes que la juegan de pendejos o fingen humildad que no poseen.
  • ME PURGAN los agoreros y pesimistas por sistema.
  • SIENTO AVERSIÓN por la gente PEDANTE que corrige o trata de poner en evidencia a otros, sin venir al caso. Entiendo y acepto que hay situaciones y lugares para eso: escuelas, talleres, salones de clase, tiempo para "asuntos generales", discusiones y cuando alguien te pregunta. En suma, circunstancias pertinentes.  Pero ¿nada más porque si? ¡¡¡WACALA!!!
  • ME FASTIDIA eso de que me digan ¿TU? ¿A TI? y el infaltable: pues para ser "tal cosa"... "te falta, te sobra, te quedaste corta, te pasaste de lanza" y así hasta donde alcance. 
De acuerdo, SOY INSUMISA. Pero jamás dije "LA MAS INSUMISA" o la única Insumisa, o la espectacular Insumisa. Es un nick name que me viene la gana usar y PUNTO.

Las contradicciones encontradas aquí, son solo mías. Las negaciones, ocurrencias, fallos, locuras, errores, despotricaciones y mas. También. Si te incomoda no vuelvas, y si regresas PÁSALA BIEN. Que la vida es solo una y si la gastas en hacer corajes, rabietas o corrigiendo a los demás, igual se termina, cuando se tenga que terminar.

Beatíficamente, YO.

martes, 8 de enero de 2013

Se vuelven piedra

Elfo

Los elfos son, en apariencia, lindos. Así los pintan. No me preguntes el motivo porque lo desconozco. Los trolls en cambio, son un tanto cuanto físicamente repugnantes y además, apestan. 


Troll
Frente al sol, un elfo resplandece. 
Los Trolls, ante la luz solar, se vuelven piedra.