domingo, 5 de mayo de 2019

Presente, pasado y actualizaciones.

Si consideras y reconsideras ciertas cosas. Vas mas de gane con ignorar las opiniones "bienintencionadas" de los metiches. No darles cuerda. Ni voz, ni voto.
A veces es solo reunirte con amigas, hablar, destripar tus broncas. No para recibir "cátedras" de como solucionar tu vida, cuando la de ellas está patas arriba. Charlas bidireccionales, que para monólogos interminables ya tengo a mi progenitor. 
Eso me saco por hablar con mis amigas. Las obsesivas del control.

En una ocasión, hace ya bastante tiempo, escuché entre divertida y sorprendida. A uno de mis maestros de la licenciatura (a quien dicho sea de paso le guardaba gran respeto) expresar su opinión sobre el trabajo de un equipo que acababa de participar. La idea era desarrollar un tema, exponer las reflexiones, y las conclusiones a las que llegaron. El súmmum pues.  En este punto debo decir que todos los ahí presentes éramos egresados de una carrera anterior. Adultos todos, estudiando una licenciatura.

Exasperado, el maestro comentó: "Esas conclusiones son ¡de ama de casa!"
Aunque se que usó el término peyorativamente. Me resultó divertido. Porque tenía razón. Y aunque hoy por hoy soy ama de casa. Después de la reunión que tuve recientemente con unas amigas... entendí perfectamente a mi maestro.

sábado, 4 de mayo de 2019

Así nada mas

  Desde el palatinado se observaba la ciudad, el paisaje era de esos que le cortaban la respiración y deseó con todas sus fuerzas que "los suyos" estuvieran ahí. Disfrutando de ese sitio. El clima era inmejorable. Habían subido la empinada cuesta hasta la cima y se sentía triunfadora. Sin aliento, pero fascinada. Ciertamente los nazis no eran sus personajes favoritos de la historia. Pero imaginar las tropas de los soldados subiendo a paso marcial y sin detenerse a respirar hondo, la impresionó un poquito ¡vaya disciplina! y por su puesto vaya condición física.
La torre que destruyó un rayo. El aldabón aquel del que se decía algo sobre lograr morderlo... el río, el puente, el simio con los testículos lustrosos. El café turco con su toldo a rayas. El fortísimo café al que nunca pudo acostumbrarse en aquel viaje ¡Tanta cosa!
Dicen que la memoria es inexacta y traicionera. Pero la impresión, las sensaciones, los aromas, la intoxicación con otros aires, otros paisajes. Cosas que muy probablemente jamás se repetirían, quedaron entre sus anécdotas preferidas.