sábado, 30 de octubre de 2010

Agua en los ojos

Mis ojos no se secan.
La sangre en mis venas, se vuelve arena y sal.
El corazón se enfría. Pero no llega a congelarse... no termina de congelarse.
El dolor, imagino, lo mantiene latiendo a fuego lento, con un hervor de lava, de asfixia y desdén.
Mis ojos no se secan.
Y este amor tan lastimado, tan herido y desgastado, se niega a morir.
Y mis ojos no se secan.
Hay escozor donde antes hubo cantos luminosos.
¿No se puede amar de otra manera?
¡Me duele el alma!
Mis malditos ojos, no se secan.

lunes, 18 de octubre de 2010

¿El otoño está aquí?


¡Que alguien le avise a mi región, por favor!
Tenemos el aire acondicionado encendido ¡y estamos a 18 de octubre!
Son las fiestas del sol.
Vísperas de la cosecha. De todos santos. ¡Halloween!
Y seguimos en short, como les decimos aquí a las bermudas, sandalias o chanclas.
Bebiendo cosas heladas, tomando cualquier sombra por asalto a la intemperie.
Tenemos calor aun.
Para dar y repartir.

¡ES OTOÑO!

Y debería ser el clima mas delicioso del año.

Igual que lo es el otoño de la vida. Lejos de la adolescencia, de la infancia y del acné.
Pero nada. El verano que no se quiere largar.

viernes, 8 de octubre de 2010

Cuentecito terapéutico

¡Ay de mi! dijo dolorosamente aquel remedo de mujer feliz.
¿Sucede algo, mujer? preguntó la rama casi amputada de un árbol seco.  
¡Señor! que he de estar agonizando, si escucho hablar una rama tronchada. ¿Me habré equivocado de medicamento otra vez?
Es probable. Ahora que lo mencionas. Nunca nadie me había escuchado antes. Porque por principio, ni tengo boca, y mucho menos cuerdas vocales. Aunque pensar, sí pienso. Desde hace muuucho tiempo.
La mujer se puso de pie. Había permanecido sentada junto al árbol seco mas horas de las que recordaba. Luego rodeó el tronco rugoso y miró con curiosidad la rama aquella de la que parecía salir una voz algo tímida y comedida. No, los árboles no hablan. Las ramas no hablan. ¡Qué locura! tampoco hablan los amantes imaginarios. Porque si existen, pero no son, ni están, entonces no hay nada. Y si no hay nada. Aunque la vacuidad existe, el amante no. ¡ESO ES! no somos nada.
¿Es esto un velorio? preguntó entre reflexiva y sarcástica aquella rama. Porque siempre se dice eso en los velorios "no somos nada". Una frase hecha para la ocasión.

No, no era por ahí que iba esto (sigo dopada, en estas condiciones no importa mucho charlar con una rama) tú no existes. Eres un producto de mi imaginación alterada por el salbutamol que segurito me está provocando alucinaciones.
¿Padeces asma? preguntó la rama curiosa e interesada en el tema.
No, ¿y tú? respondió con sarcasmo la mujer semi-feliz
La ramas no tenemos pulmones. ¿No lo sabías? para padecer de asma bronquial, habría que tener primero pulmones. Boca para inhalar el salbutamol y manos, supongo, para sostener el inhalador.
Por otro lado- continuó la rama- el salbutamol no produce alucinaciones. Los efectos colaterales del salbutamol, a saber, incluyen taquicardia, palpitaciones, cefalea y ansiedad, pero no alucinaciones.
¡Qué fastidio! de todas las ramas que pudieron haberme tocado como alucinaciones parlantes, tenía que sucederme justo a mi, que fuera una rama nerd. Una maldita, retórica y sabionda rama-alucinación parlante.

Alto, alto, alto. Deten tu sermón, rama. Si vamos a tener una conversación, será de algo que me interese a mi. No de las tonterías que se te ocurren a ti. Eres MI alucinación, así que hablaré contigo de lo que me de la gana.
Está bien, respondió la rama con mucha educación. Se notaba que era una rama de altura. Hablemos de lo que te importa. Te escucho.
¿Que no te hacen falta OREJAS para escuchar, ramita parlante? dijo con falsa dulzura la mujer. No recibió respuesta de la rama. Parecía tener demasiada educación para caer en aquello de los "dimes y diretes" de la mujer.

Está bien. Lo diré de una buena vez. ¿Ves este teléfono? la rama, aunque sin ojos, parecía seguir la dirección en la que señaló la mujer el teléfono negro de la mesa de noche. "Digamos que sí", respondió con cautela la rama. ¡Pues no ha sonado! estalló la mujer ¡Ni una sola vez!
Ya veo...
¿Qué ves?
Lo que te tiene tan alterada. Es que esperas la llamada de alguien que no ha llamado.
¡Qué perspicaz! ¿no te da miedo que te secuestren los marcianos, rama lista?
La rama, temiendo por lo que le quedaba de vida, volvió a guardar cauteloso silencio.
Efectivamente. NO ME HA LLAMADO. ¡Ni una sola vez! ¿Sabes lo que eso significa?
... no
¡Que no le importo! ¿eres idiota? ¡NO LE IMPORTO! ¿no lo ves?
Si me permites deci...
¡NO, NO TE PERMITO DECIR NADA!.. o bueno... di.  Siempre y cuando no sea una idiotez.
Eso es algo que no puedo prometer. Pero desde donde estoy, puedo ver algunas cosas que tú no.
¿Si? ¿qué cosas no veo yo, rama lista?
El teléfono, ese de tu mesa de noche. El que señalaste con tanta ira. Está desconectado.

FIN

Las mujeres felices no tienen árboles secos en su alcoba. Las semi-felices tienen teléfonos que no suenan cuando deberían. Los remedos de mujeres felices, se quedan esperando llamadas que no llegan.

sábado, 2 de octubre de 2010

Hasta la vista amigo

¡Ayyyy!
¡Me duele el brazo!
Tuve cita médica el jueves por la mañana. Estoy/estaba de lo mas bien y no me dolía nada... hasta que mi brazo izquierdo comenzó a inflamarse por la vacuna que le aplicaron. Ahora hay una bola dura, dolorosa y caliente en mi brazo.

El mismo jueves por la noche salí al teatro. He reído hasta quedar ronca. Era un monólogo de un tipo genial. "La reina de su casa". Recomendable. Planeo ir a la siguiente puesta en escena.

Anoche fui al festejo de despedida de un amigo que deja la ciudad para irse a radicar a La Cenicienta del Pacífico. ¡Cuantos recuerdos emotivos! ¡Cuantos pleitos, cuantas luchas, cuanta cosa compartida! No podía faltar para desearle que le vaya bien en su nueva localidad. Bailamos una pieza. Nunca lo habíamos hecho. Yo siempre iba acompañada y él respeta mucho eso. Curiosa la vida. Nuestro primer baile en su despedida. ¡Buen viaje, viejo amigo!

Ayer me di cuenta de que mi hijo menor ya sabe leer. ¡Me ha dado una emoción!. Es inquieto, inmaduro y juguetón. Casi a diario trae malas noticias de su maestra. Pero supongo que ella no se ha dado cuenta que el niño de 6 años que no atiende su clase, que se pone a jugar bajo los mesabancos, y la ignora olímpicamente cuando lo pone a trabajar, ya lee.

No he andado muy inspirada que digamos. Este recuento de cosas, incluye una mas. Está lloviendo con rayos y truenos. La gotera del comedor hizo su aparición después de un año.