lunes, 30 de septiembre de 2013

Murió

No resistió los efectos de la última quimioterapia.
Dicen que uno no muere del todo cuando es recordado.
Yo tengo dos recordatorios de su carne y de su sangre.
Hubo muchísima gente acompañándonos.
Fue a las tres rosas rojas que daban las condolencias.
No quise sentarme al frente.
Pero a esa tercera fila fue que llegaron todos a dar el pésame..
No quería que dijeran nada.
Sin discursos por favor.
Sin frases prefabricadas.
Fuimos los primeros en llegar.
Tuvimos nuestro momento de intimidad familiar.
A solas con él, en ese sitio espantoso.
Llevamos un arreglo de rosas blancas.
Con tres rosas rojas al centro.
27 botones blancos.
Uno por cada año.
Tres rosas rojas dolientes, impregnadas de amor y un dolor infinito.
Perdona que no quiera escuchar palabras ni frases hechas.
Se que esto también pasará. Aunque ni idea tenga de cuanto.
No quiero escuchar, ver o hablar con nadie fuera de mis hijos.
Que no me digan "lo siento", "te acompaño en tu dolor" ni "mi mas sentido pésame".
Sentía espantoso con cada: "¿dónde lo enterrarán?".
¿No saben que suena a insulto?
Mi padre no se callaba.
Tampoco las recomendaciones de valor y fuerza.
Por Dios, por Dios Santísimo. ¿Cuánto mas pueden doler una vida luminosa, una traición y una muerte?
No quiero escuchar a nadie.
Se que va a pasar.
Pero no quiero escuchar a nadie.


sábado, 7 de septiembre de 2013

Finalmente


Se ha ido el tiempo y es hora de volver. Han pasado dos meses desde que estoy en la costa. He sido muy feliz. Pero como decimos acá: "se me acabó el veinte".

Se está tardando el otoño. Hace calor, el sol está fuerte y vuelvo al desierto.
Mañana domingo dan fin formalmente mis vacaciones.