viernes, 25 de junio de 2010

Porque la vida es así

La vida monótona, civilizada, llena de compromisos, de cumplimiento de expectativas ajenas no me satisface. Tampoco los roles preestablecidos. Aunque ciertamente he intentado ajustarme muchas veces al "deber ser" (conforme a lo que se supone que soy)
Mujer, hija, esposa, madre, hermana, tía, profesionista, etc. etc.

Resulta que al final, me siento grotesca porque no encajo entre esos "deberes".

A veces, para dar salida a mis frustraciones, gusto de proferir insultos. Inmediatamente vienen los intentos de hacerme encajar en aquello de: "una dama" ¿tu? "tu estás muy por encima de esas cosas". "No te rebajes" ¿rebajarme? ¿Tengo un precio y decir cosas nacidas de la rabia me devalúa? ¿Es que tengo que ser siempre racional y juiciosa? ¡ME NIEGO A ELLO! y reclamo mi derecho a decir groserías si me da la gana decirlas o escribirlas. ¡Faltaba mas!

Me gustaba sentarme a horcajadas y me corrigieron el mal hábito. "Las mujercitas no se sientan así".
Pero era cómodo, además estaba en mi casa, siempre usaba pantalón, y sobre todo, era una entusiasta de hacer cosas (cosas idiotas, si quieres) que retaran lo preestablecido. Se ahora la connotación sexual que para las mentes de muchas personas representa una mujer sentada de esa manera. Pero cada cual es responsable de lo que hay en su cabecita ¿que no? Yo simplemente me sentía bien. De hecho, hoy en día, hacer el amor así sentada me parece muy sensual. Aunque en ese sentido, ahora, la connotación sea de hembra dominante. ¿Y? ¿hay algo malo en ello?

Reír a carcajadas estridentes no es bien visto. "Me decepcionaste" dijo alguna vez alguien porque solté una carcajada bastante escandalosa. Después de eso, intentaba reprimir esos torrentes de escándalo y mal gusto para no herir susceptibilidades ajenas.

Hablando de mal gusto. Reclamo mi derecho a tenerlo también. Si quiero unos toques de verde limón y naranja, sobre una pared impecablemente blanca MUY MI GUSTO.

He de confesar que soy una eterna insatisfecha. Siempre buscando dentro de las cosas, los porqués de la vida. Dentro de esa insatisfacción, también reconozco que soy bastante simple. Disfruto intensamente las cosas simples como regalos de Dios. Un Dios en el que me gusta creer. No el prefabricado por la iglesia. Un Dios que me conoce y sabe de mis deficiencias. No me critica cuando vocifero. Tampoco de deprime por ello, ni se molesta por mis malos pensamientos o deseos lúbricos. Mucho menos es un castigador. Dios también es simple, aunque intenso para dar lecciones necesarias.*

Yo soy así. Intensa para todo. Vivir, amar, sufrir, despotricar, reír y llorar.

Porque la vida es así. Intensa. Con calmas chichas y terremotos. Con desgracias naturales y con milagrosos portentos. Con nacimientos y muertes. Matrimonios y divorcios.

De verdad me he esforzado en ser lo que se supone y hacer lo que debería. Incluso estoy pensando seriamente en que me esforcé demasiado.


*mi Dios tampoco se espanta cuando escribo vocifero con "b" jajajajajajaja