miércoles, 29 de febrero de 2012

De esas cosas


Recién le comenté a una amiga que se esfuerza en publicar cosas serias,  interesantes  y profundas en facebook (dentro de lo posible): "si tienes que explicarlo no vale, cada quien debe encontrar su propia interpretación".
Aplico lo mismo para mis blogs. En este digo lo que quiero decir. No todo por cierto. Las barbaridades que se me ocurren son muchas y vario pintas.  Reconozco que mi Yin (o Ying), muchas veces oscurece mi Yang. Mi arrogancia se incrementa hasta someter por completo el lado contemplativo y tranquilo que tengo (no siempre, pero lo tengo). Para colmo de males, cuando soy oscura, soberbia, insomne, agitada e hipertérmica hasta disfruto con ello. Luego, cuando vuelvo a mi "estado normal" y "políticamente correcto", las cosas se ven de un color distinto.

Uno de los rasgos de carácter que mas imperan en mi persona es, efectivamente, un orgullo que raya en soberbia. No me molesta en la actualidad. Soy así y he aprendido a ser tolerante con eso. Conmigo y mis entuertos, con mis decisiones buenas o malas. Y asumo las consecuencias de mis actos.

Entiendo y acepto que no todos acepten o entiendan mi manera de ser, de pensar y por supuesto, de escribir. Porque aunque las letras son mías, no soy toda yo. Sino parte de mi. No voy buscando aceptación por el mundo o el cibermundo. No pertenezco a la asociación de elogios mutuos y no entiendo ciertos clichés o comportamientos "x". Tal vez me guste ser leída por cierto tipo de personas y hasta acepto con agrado o sentido del humor las críticas constructivas. La paso bien escribiendo, leyendo e interactuando con gente inteligente, seria o divertida. No destructiva y/o solapada.

Escribo como decía Bullwinkle de la pintura "solo lo que veo". Añadiendo a eso lo que siento, lo que pienso y lo que despierta algo en las entretelas de mis dos neuronas. No todo sobre lo que escribo es personal. Tal vez cercano a mi, pero no necesariamente personal. Desde que navego por Internet he encontrado, como ya lo he mencionado en otras ocasiones, infinidad de personajes para mis historias, e historias para mis personajes. Tal vez porque mi visión es estrecha y cuadrada. Carente de esa riqueza que da la experiencia en ciertos menesteres, me enfoqué en aprender precisamente de aquellos que parecían servir a mis propósitos.

Los intentos poéticos los plasmo en mi "otro" blog. Basados casi todos aquellos mini-escritos, en personajes ficticios que nacieron de algunas personalidades virtuales. Dicho lo anterior, no conozco a nadie personalmente y nadie me conoce a mi. Solo las letras, por eso era piel de letras. Hoy me reconozco mas Insumisa que Piel de letras. Eso sí, tengo una imaginación que a veces raya en lo febril y muchas mas de las veces, le lleva la delantera a mis razonamientos.

Fuera de los escenarios virtuales (e incluso aquí), soy la mas simple de las simples mortales.

"Pienso, luego escribo. Imagino, luego escribo, Fantaseo, luego escribo, Siento, luego escribo..." Y así hasta el infinito.


domingo, 26 de febrero de 2012

Responsables y responsabilidades


"Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir."
José Saramago

Bueno que Saramago lo deja en "quizá". Porque categorizar en ese sentido es como sentenciar a muerte a los irresponsables. 

Estoy en eso de vivir. Simplemente vivir. Trabajando (momentáneamente, que ya casi termino mi contrato) redescubriendo los horarios. 

Había olvidado lo odioso que es eso. 

-¿puedo hacerte una pregunta?
-¡por supuesto, Marthita!
-¿por qué regresaste a trabajar en esto?
-porque me gusta y lo disfruto mucho...
-a mi también me gusta, pero, tú ya estabas fuera de todo, descansando y con la posibilidad de hacer lo que quieras.

Sonreí feliz de la vida y asentí con un poco de indulgencia hacia la buena señora.(Lo que no dije) necesito ingresos extras para irme de vacaciones holgadamente durante el verano.

Pero luego he pensado que de hecho, estoy en eso. "Haciendo lo que quiero", siempre me gustó mi trabajo. Y si además me pagan por ello ¿qué mejor?



miércoles, 15 de febrero de 2012

"Castigado"


Advertido estaba. Pero hizo caso omiso por quinta vez. Abanicó sus abundantes pestañas, hizo el gesto que hace el gato con botas en Shrek y esperó a que solo lo dejara sin recreo una vez mas.  "Ser demasiado indulgente con los incumplidos, es INJUSTO para los que sí cumplen con sus tareas". Así que fue a dar a la dirección solicitando por su delito, la pena máxima en la escuela; UN REPORTE. 
Era viernes, el Supervisor de zona estaba de visita con el director. Fue reprendido doblemente. Regresó al salón un pelín serio. Con cara de circunstancias, un poco compungido, pero nada mas un poco, porque el lunes siguiente tampoco llevó la tarea a clase.

Ese fin de semana, la maestra lo pensó mucho. ¿Para qué llevar las cosas a esos extremos? Solo estaba de paso en ese lugar. Una maestra interina rara vez se toma las cosas tan en serio. Después de todo, en cualquier momento le podían avisar que el contrato había concluido. Se suponía, de hecho, que el 31 de enero se había terminado el período, pero como no llegaba el maestro de base, le solicitaron que continuara hasta nuevo aviso. 

Le notificó su cambio de actitud al grupo. Con todo y que le gustaba cumplir con el trabajo para el que fue contratada, como si fuera maestra titular y no temporal. Aquel que quisiera hacer la tarea y trabajar en clase, podía hacerlo, y aquellos que no deseaban tomarse la molestia, no recibirían ni regaño ni castigo. Era su responsabilidad que aprendieran, pero no podía obligarlos a hacer algo que no desearan hacer. Y dado que estaba solo de paso en esa escuela, tampoco quería enemistarlos con la dirección del plantel, así que quedaban en libertad de elegir.

Ese día, la clase transcurrió como de costumbre, salvo por un detalle. Eliseo no recibió reprimenda alguna por su falta de responsabilidad con las tareas. Pero de ninguna manera se le permitió presentar a revisión los trabajos que hizo ese día. Tampoco se le tomó en cuenta cuando levantaba la mano para participar en los temas de su interés. Era libre de obrar como deseara, pero la maestra dejó claro que ella  también era libre de calificar o revisar los trabajos de los alumnos que tomaran su educación con responsabilidad y compromiso. 
A la mañana siguiente, el muchacho fue el primero en presentar sus tareas a revisión y de participar activamente. Muy contento de ser tomado en cuenta cuando opinaba.