martes, 19 de abril de 2011

Ingoated

Estaba leyendo una entrada del blog de Armando Zamora "HISTORIAS DEL LADO SUCIO" -que por cierto a veces me hace reír mucho- y me "fusilé" una palabreja de las que ahí aparecen. Ingoated.
Por mas que una quiera ser buena, generosa, desapegada de las cosas malas de la vida, de pronto vienen y te asaltan los demonios de las malas palabras.
Dice mi malhablada amiga Lourdes, en sus categorías superlativas de enojo, que la cosa es como sigue:
Enojada = término digamos, mas o menos normal de coraje.
Encabronada = ya mas seria la cosa.
Emputada = grado superlativo de enojo, como si dijéramos, el paróximo del encabronamiento.

Pues en esos términos, antes de anoche me fui a la cama literalmente emputada.
Al amanecer me di cuenta de que en realidad no he dejado de estar ingoated desde hace meses.
Luego, ayer por la tarde, durante lo que me pareció una eternidad haciendo fila en mi carro para cruzar a USA a dejarles mi dinero a los méndigos güeros (iba de compras) comencé a expresar mi enojo recordando un post del buen amigo Lan autor del blog TODO A CIEN... (O A MENOS). Y terminé riendo a carcajada batiente.

Es rico decir malas palabras a veces. Liberas estrés... o te conviertes en hereje.

Compré zapatos de verano. Solo un par, pero se me quemaban las habas por comprar otras zapatillas que me medí. Muy altas y de satín negro que me encantaron. Me comporté de acuerdo a mi pobreza... solo un par. Pero si regreso de mis vacaciones y las encuentro aun en existencia, me las voy a comprar ¡conste!

Porque algunos cuando se enojan, se emborrachan, otros se drogan, otros matan... yo me compro zapatos. Y antes me compraba mas que ahora, supongo que es buena señal de estados de ánimo... o que soy mas pobre que antes. ¡Jajajajaja!

Salgo de vacaciones esta tarde. Pero no son vacaciones-vacaciones en realidad. Solo voy a la costa del Pacífico. A tomar riesgos de radiaciones venidas del lado del sol naciente.

Voy a limpiar el patio de mi casita. A plantar mas flores y a respirar las sales del mar.

Hoy escribí una mendiguez que me puso de buen humor. Es un cuentecito que salió metafórico-terapeútico y que después publicaré por estos lares. Ahora no, porque lo escribí a mano, de puño y letra temblorosa.
¿Será que ya me regresó la inspiración?
¡Ojalá!

domingo, 10 de abril de 2011

Nieve en primavera

Tuve que permanecer un poco mas en el puerto de Ensenada. Mi carro se emberrinchó del alternador y los 3 días que teníamos planeados, se convirtieron en 5. Lejos de lamentarlo (salvo el hecho de tener que gastar en la reconstrucción del alternador) me agradó permanecer mas días en el lugar. Durante el camino de regreso nos acompañó la lluvia. Eso me encanta. La lluvia aunque intermitente, era leve, pero duró unas tres horas del camino, justo hasta llegar al Cóndor, en la parte mas alta de la sierra. En ese punto, comenzaron a caer las primeras plumitas de nieve. Luego la nevada se hizo un poco mas intensa, hasta llegar al poblado de La Rumorosa.
El día perfectamente nublado desde su inicio, la ruta del vino, el agua que caía mansamente, la nevada, la música de uno de mis discos favoritos (Nabuco, Nessun dorma, Enya, Elvis, Tchaicovsky) la emoción de mi hija mayor que no recordaba haber visto caer la nieve, el pequeño de 6 años que desde el asiento de atrás emitía exclamaciones entusiastas por el paisaje nevado, todo eso me relajó tanto, que no pude evitar sonreír feliz de la vida.
Tal vez mis gustos son demasiados simples. Pero así soy. ¿Qué puedo hacer?
Las 5 horas que conduje de una ciudad a otra se me hicieron nada. Los recuerdos vinieron, pero igual no me puse triste. Simplemente estaba contenta. ¡Estoy viva!