miércoles, 15 de agosto de 2012

Acapulco


Aquella fue palabra mágica. La llave maestra que abrió la posibilidad de realizar un esfuerzo mayúsculo. Lo que me convenció de hacer el viaje. Uno que había jurado no volver a realizar en autobús. ¿Impresiones? era como estar en una película de Mauricio Garcés (de los 70's). Un destino turístico clásico. Llegamos a la media noche. Fue parecido a llegar a las Vegas. Todo luces, todo vivo, todo encantador (salvo por el clima). La gente deambulaba con sus chiquillos de todas las edades por las aceras iluminadas. Lloviznaba, el clima sofocante, caliente, pegajoso no restó demasiado al encanto nocturno de la ciudad. Una de aquellas que nunca duermen.
Ciertamente no fue el primer punto en las escalas del tour. Pero sí uno determinante.

Encontré a Mahatma en Acapulco, Justo en el boulevard costero, casi frente a mi hotel. 

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