jueves, 8 de septiembre de 2011

Cuentecito inspirado en comales

Craso* error el mío, le dijo la olla al comal.
*{LA PALABRA "CRASO", SE APLICA A UN ERROR O EQUIVOCACIÓN QUE NO TIENE DISCULPA.
Se dice que los romanos nunca habían invadido otros pueblos sin tener una excusa para ello (y que de hacerlo, no contarían con el apoyo de los dioses), hasta que Marcus Licinius Crassus, cónsul en 55 a.C. decide invadir Partia, buscando honores para estar a la par con César y Pompeyo, pero en este caso, el cazador fue cazado, ya que los partos prepararon una emboscada genial asesinando a Craso (Crassus) y sus Legionarios (entre ellos, su hijo Publius). Desde entonces, se decía Crassus Errare para referirse a un error como el de Craso (o cualquier error fatal).}
El comal, distraido de sus labores de comal, replicó: "ah chispiajos, ¿por qué eso de craso error el tuyo?
Pues porque volví a creer en tu palabra de comal, por eso.
No te fijes chula, dijo el comal, con su mejor voz grave de comal coquetón. Aunque ni se de qué se trata el asunto, tú no te fijes. Recibe mis disculpas por el mal rato que te hice pasar, cualesquiera que este sea, dime que me amas y dame un beso.

Tanto el comal, como la olla eran de barro. Los alegres colores con los que originalmente habían sido decorados ya no se distinguían tan bien. Pero aun eran atractivos a la vista. Ambos estaban localizados en bordes distintos del fogón, pero, cuando nadie los veía,  ocasionalmente se acercaban lo suficiente para entablar conversaciones y diatrivas filosófico-hermenéutico-apasionadas.
¿Seguro no sabes de lo que se trata, comal? preguntó la olla en tono bajo y aproximándose con movimientos cadenciosos y lentos.
Podría saber y decírtelo, pero no le veo caso a traer a tu memoria cosas molestas. Me importas demasiado... el comal ya se regodeaba por el beso que anticipaba de la olla, no iba a perder la oportunidad de darse un "quien vive" con ella por un simple olvido. "Uno mas" a decir de la olla. Había sido muy paciente, esperando, esperando y volviendo a esperar al comal por días, meses y años enteros. Un comal que no tenía palabra. Recordó la olla alguna cosa que leyó en el diario que avivó el fogón la tarde anterior: "no trates como prioridad a quien te ve como una opción..."

¡Cierra los ojos! dijo la olla cuya temperatura elevada entusiasmaba mas al comal ¡le encantaban las cosas calientes y gratuitas! Obediente, el comal cerró los ojos, la olla lo envolvió con su calor, que unido al calor que emanaba el comal, amenazaba fundirlos en un encuentro mas que ardiente.

¡CRASH!

¿Qué pasó? ¿Quién anda en la cocina? Otilia entró y no vio a nadie. Pero su preciado comal yacía en el piso, fraccionado en trocitos de barro. ¡Pobre comal!

La olla seguía hirviendo sobre el fogón, parecía contenta y despreocupada... sí, pobre comal.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh Dios, soy mala. ¡Me encanta este cuento!

Lan dijo...

Creo que he entendido el cuento. Pero, ¿qué es un comal?
Saludos.

Insumisa dijo...

Lan
Un comal es una especie de plancha para cocinar. Usualmente es de acero, pero los hay también de cerámica decorada, en este caso barro quemado.
Hacer o calentar tortillas es el uso mas común que se le da por este lado del charco.
Hay una canción infantil de Francisco Gabilondo Soler que precisamente se llama "El comal y la olla". Tomé prestados los personajes en un rapto de inspiración maquiavélica. Porque como dice el dicho: "Todos somos del mismo barro, pero no es lo mismo bacín que jarro".

Paz Zeltia dijo...

yo tampoco sabía lo que era un coma,; todo el relato ansiosa por saber!

pobre comal (quizá se lo tendría merecido)

Insumisa dijo...

Zeltia
Tenlo por seguro. A decir de la olla, el comal se tenía mas que merecido lo que le pasó.
¡DOY FE!