martes, 8 de febrero de 2011

Soliloquios

Los días han estado maravillosos, después del intenso frío que se dejó sentir la semana pasada. Puedo salir al sol y verlo de frente sonriendo. El dolor se está diluyendo. Puedo cargarme de optimismo cada vez mas con mas frecuencia. No es fácil y nadie dijo que lo fuera. Algunos bienintencionados (varones sobre todo) me dicen que de vuelta a la página y siga con mi vida. Que me olvide de esto y aquello y tan tan.
He estado depurando los recuerdos. Los que deseo quedarme y los que deseo largar. Pero algunos son rejegos. Son como costras calcáreas. Hay que trabajarlas un poco mas. Pero saldrán. La belleza no estaba en él. Sino en mis ojos. Me di cuenta hace un par de días. Viendo mi casa de lejos. A mis hijos. Los grandes y el pequeño. La vida sigue y brota por los poros. Noté que ya no existe derrotismo en casa, sino espíritu de lucha. Las mentiras se fueron. Quedó la verdad. La cobardía huyó de casa. Quedó una familia que se ama y está aprendiendo a vivir de otra manera. Un muchacho aprendiendo a ser hombre. Una chica saliendo adelante. Un niño que ha sufrido mucho y se está adaptando. Una mujer dando la batalla, enfrentando al mundo y luchando por sus hijos.

La traición, como cucharacha ante la luz, fue a esconderse en alguna oquedad oscura y maloliente. 

Soy afortunada ¿por qué lloro entonces si salí ganando?

Te diré por qué. Yo no lo hice a él. Ni él me hizo a mi. Ya éramos como dos notas musicales simples e independientes. Pero al unir nuestros sonidos, logramos crear una melodía que se escuchó bien durante mucho tiempo. Luego el tono comenzó a desafinar, hasta terminar en graznido.
No lo echo de menos a él. Sino a lo que fuimos juntos. La canción en mi alma se hizo sinfonía y siguió creciendo. ¡Qué sensaciones!
Hoy el concierto a dúo terminó en solista.
La solista se siente un poco perdida. Afónica y desencantada.
Sabe que la vida es posible vivirla sin música de fondo. Muchos lo hacen y son vidas normales. Pero también sabe, que no se conformará con música común... y sufre un poco su pérdida.

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