domingo, 21 de noviembre de 2010

Verás...


Esto iba por otro rubro. Pero, leer ese título y el colofón, ha sido un disparador de mi memoria. Recordé a la Isiordia. Una chica, que cuando cursaba la Normal, era así; delgaduchita, con dientes horrorosos, superpuestos y torcidos, sin mentón, lo cual le daba apariencia de ser un poco imbécil (y no lo es). Lo que si era,  y sigue siendo, es determinada. Muy determinada.

Yo no se en qué caldo de cultivo cayó su mente cuando pequeña. Pero la Isiordia, estaba segura que el dinero, el poder, las influencias, eran el fin primordial de toda mujer racional. Sabía también que su apariencia no era lo mas adecuada para alcanzar todo eso. Así que, con esfuerzo, dedicación, varios años y un ortodoncista excelente, logró que sus dientes se enderezaran. Ya no parecían la dentadura de un tiburón. Los incisivos quedaron un poco prominentes. El tamaño de estos no podía cambiarse. Y la nula existencia de un mentón que equilibrara y diera armonía a su cara seguían dándole apariencia de lela. No obstante, eso tampoco fue impedimento. Una cirugía y una prótesis de mentón la hicieron finalmente pasar al bando de las mujeres bonitas.

La Isiordia se casó un par de veces. Los divorcios subsecuentes y su determinación, la dejaron bien colocada económicamente. Habla fuerte. Es de esas personas que parecen muy seguras de lo que dicen. Mira de frente y directo a los ojos. Escudriña con la mirada. Tiene unos ojos muy expresivos y sabes perfectamente cuando alguien no le simpatiza. Ella es de las que dicen al pan, pan y al vino, vino. Sin tapujos, sin anestesia y sin tacto.

Total, hasta hace unos años. La Isiordia afirmaba que un hombre sin dinero no valía nada. Hace poco, me sorprendió con una respuesta inesperada y una sonrisa luminosa. Al hablar de su nuevo galán, me dijo que era pobre, pero que la hacía feliz.

Un loser, según lo entiendo. Es un hombre o mujer, que ha dejado de luchar por salir adelante, o que tiene muchas excusas para (y por) no conseguir sus sueños. Por no alcanzar sus metas por pequeñas que estas sean. Que se contenta con dejarse vapulear sin meter las manos. Quien culpa a los demás por sus fracasos y no reconoce su parte de responsabilidad en ello. No se compromete ni participa de buen grado en empresas que le impliquen un mínimo de constancia y/o esfuerzo.

Quizás mi hija, en su juvenil experiencia, categoriza como loser a un hombre sin dinero. Yo voy un poquitillo mas adelante del concepto.

Deberás disculpar, por esta vez, que te contradiga. Pero desde donde yo lo veo. Tú no eres un loser.


3 comentarios:

Lan dijo...

Tal vez sea muy difícil averiguar cómo se ven los demás a sí mismos.
Puede también que los otros, conocedores de sí y de las circunstancias de su vida, expresen lo que sienten sin más trascendencia.
Quizás las cosas que se escriben narren sólo el cambio que las gentes observan en sus vidas y en el acontecer general. Y lo dejan por ahí para que cada uno lo interprete como quiera. Como cosas que describen lo que piensan sin esperar ataque ni defensa.
Saludos, Señora del Desierto.

Alberto López Cordero dijo...

Es lo de siempre, distintos puntos de vista para algo. Al fin y al cabo somos lo que creemos ser, no lo que nos impongan los demás.

Insumisa dijo...

LAN
"Ni ataque, no defensa"
Solo espero decir lo que quiero, porque quiero.
Porque se que quien excusa, acusa.
Y porque el que a hierro mata...


ALBERTO
¡Re-bienvenido!
Y bueno, somos lo que somos, lo creamos o no.
;-)