martes, 20 de agosto de 2013

En serio


Cada vez que  miraba por la ventanilla de la regadera, imaginaba un tipo horrendo, oscuro y amenazador  asomado desde la casa deshabitada de enfrente. Y por las noches, al salir de su habitación al pasillo, veía aquella grotesca oriental de película de terror subiendo las escaleras como araña desvencijada.
Ese tipo de bromas le hacía su imaginación durante sus solitarias noches de insomnio. 
Pero ya no sentía miedo. Solo curiosidad.

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