martes, 19 de marzo de 2013

Escribió Eugenio

"Lo imagino vestido con un traje de poliéster, limpiándose restos de torta de tamal con la corbata"
El comentario de Eugenio me hizo gracia superficialmente. A mi lado sarcástico le divirtió el doloso comentario, aunque no del todo, porque en el fondo pensé que no era posible que un ser al que durante mucho tiempo creí maravilloso, tuviera esa pinta de perdedor que dibujaron las letras del escritor de Puebla de los Ángeles. 
Eugenio tampoco "cantaba mal las rancheras". Cuando vi por primera vez su fotografía fue un impacto desagradable. De por si, su modo de expresarse estaba lleno de descalificaciones para sus semejantes (y yo no me le escapé). Además, para ser escritor, tenía mas faltas de ortografía que la descalza Insumisa. El ego mas insuflado que un madrileño que conocí años después. Y la pinta de alguien que está peleado ya no con el buen gusto en el vestir, sino con las mas elementales reglas de urbanidad.
Entendí (lenta pero segura) que al escribir, igual que en lo que llamamos "vida real", es mas fácil destruir que construir.
Pero Eugenio era escritor y le habían publicado algunas cosas. De hecho, por eso seguí en contacto. Me interesaba aprender. Debo decir, que de alguna manera fue mi maestro (de tolerancia entre otras cosas). Soy de mecha mas bien corta y me enciendo facilito con algunas estupideces (mas antes que ahora). Aguanté como las machas, casi con estoicismo, solo por aprender del secreto, del arte, del oficio de ser escritor. Pero ese contacto duró lo que debía y se cerró el ciclo. 
He recibido recientemente una carta. Bueno, una especie de carta. En otro tiempo me hubiera hecho feliz, pero hoy solo me provocó flojera. ¡Tanto tiempo y sin cambio! El que vestía con ropa de poliéster en la imaginación de Eugenio sigue IGUALITO que hace una docena de años. 
Algunos no cambian... ni para bien, ni para mal. 
Sin embargo, reconozco que aprendizajes valiosos me han quedado como regalos de vida. 
Incluso de obtusos, ególatras, enajenados, extrapolados, aburridos y hasta simpáticos contactos de Internet. 

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