domingo, 3 de febrero de 2013

Juicios


Una charla de esas, muy ocasionales. Esa vez no fue monólogo paterno con escuchas forzadas. Hubo diálogo, ida y vuelta. Ideas iban y venían hasta que:

-¿Cómo crees? a un hombre no lo detiene nada cuando no se quiere quedar. Te quedaste porque quisiste.
- A mi sí, yo me quedé por ustedes. Le tenía pánico a tu madre.
- Pues ni tanto, bien que le pintaste el cuerno.
-¡Eso fue después!
-¿Después de qué? si yo tenía cuando mucho 10 años la vez que intentaste "suicidarte" con un 22.
-¡Estás loca!
- Te tiraste al suelo, en la banqueta de la casa, apuntando a tu pecho con el 22 diciendo que te ibas a matar...
- ¿De dónde inventas esas cosas tú?
- No te hagas, mi mamá te cachó en una movida y tu hiciste ese pancho para convencerla de que "no era cierto"
- ¡Estás loca!

Y todo vino a cuento por el suicidio del Chacho y el juicio tan duro que emitió (como siempre) al respecto. 

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