sábado, 7 de enero de 2012

Eternidades efímeras

Digamos que era tu soul mate ¿no?
¡Claro que no!... nada que ver. De suponer se suponían muchas cosas. Pero muchas.
¿Y?
Y nada, que fue un fraude. 
Pero hubo buenos momentos ¿qué no?
Justo en estos instantes pienso y creo fervientemente que debió haberlos. Si no, ¡qué desperdicio de tiempo! Pero por desgracia no los recuerdo con la claridad de antes.
Está bien, todo por servir se acaba. 
Ya se, así es esto del metate. Aunque sea de piedra se desgasta y termina por servir pa madres. 
No se que decirte.
No digas nada y vamos a sepultarlo, que lo que se muere, si no lo entierras, comienza a desprender hedores nauseabundos. 
¡Que mala!
Pues es la verdad. Se murió, enterrémoslo. 
Está bien... ¿decimos algo? ¿un rezo? ¿unas palabras?
Naaaa
¿Por? ¿no era esa su voluntad?
Pues sí, la verdad me pidió que dijera algo bonito de los dos.
Dilas entonces.
No son bonitas precisamente las que se me ocurren.
Pero si sirven para que terminemos de darle cristiana sepultura ¡habla!
Está bien, aquí voy: "que Dios lo hierva a fuego lento"....

2 comentarios:

Lan dijo...

¡Coño! ¡Qué alma tan noble! Terminar con un pensamiento tan cálido un relato de aparente indiferencia. Hay que ver lo que dura el amor. ;-))
Saludos.

Insumisa dijo...

Jajajaja ¡me hiciste reír, Lan! Tu expresividad me regocija. Pero debo aclararte un punto. El amor es alguna suerte de energía.
La energía (según teorías) no se crea ni se destruye. Simplemente se transforma.
¿Has escuchado aquello de la dicotomía de amor-odio?
;-))
Bss