martes, 15 de marzo de 2011

Curioso día

No quería ir, pero fui. Tampoco quería abrir, pero abrí. Es martes, los martes no son precisamente movidos, entretenidos o divertidos. Hice una venta, tuve una visita de mi padre y luego vino una mujer joven, pero con un alma ancestral y varias vidas a cuestas.
Una historia personal terrible me fue narrada. De esas que te hacen sentir ridícula con tu paquetito de penas y quejas egocéntricas. Escuché por mas de una hora, derramamos algunas lágrimas. Después pregunté su nombre. Lo olvidé... pero su historia no. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace unos años ya, cuando estaba en mi performance de luto en Buenos Aires, llorando y escondida por los rincones y parece que no tan temerosa de que alguien me viera, porque la mujer dependienta del local donde yo compraba ropa para mis sobrinos se dio cuenta de mi llanto, de verdad por mas que quería no podía parar de llorar, mis ojos eran unas regaderas, me veía y no sabía que hacer hasta que salió de su mostrador y me dijo con ese acento porteño tan lindo para mí: pero yo no sé lo que a vos te pasó, pero aquí tenés unos brazos para abrazarte y unos oídos para escucharte y ¡madres! que me abraza y yo llorando y contando la muerte de Hernán a una completa desconocida.
Hace dos años regresé a Buenos Aires y una de las primeras cosas que hice fue buscar a esta mujer, ni que decir que me reconoció, es increíble lo que el corazón puede guardar, para agradecer lo que hizo por mí en ese momento sin ella saberlo. Fue el primer empujón para volver a nacer.

Tu mera madresota
Naná

Anónimo dijo...

Tengo la teoría, mi querida Naná, de que realmente eres, junto con la jamaicona number two, uno de esos seres, que de cuando en cuando se aparecen una vez en la vida para la redención de nuestros pecados (JAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA)
Bromas aparte. ERES ESPECIAL. Loca, loca, loca como la Shakiriux, pero sumamente especial.
Besos a Sir William nuestro "me cenas" (me desayunas y me comes)
¡Qué gusto encontrar tus letras!