sábado, 11 de septiembre de 2010

Si quieres hacer reír a Dios...

Quería hacer mención de LOS HERALDOS NEGROS de César Vallejo. Pero no es para tanto. La verdad sea dicha. Los golpes en la vida tan fuertes como del odio de Dios, deben ser algo tremendo. Tanto que sugiere casi una blasfemia el mencionarlo. Si comparamos eso con las cosas de la vida. Es decir, con una mas de esas historias de ordinario, hasta aburridas.

Así que no. Mejor ni hacer comparaciones tan disparejas.

Tengo el ego grande. Es lo que pasa. Muy grande.

Nada tenía y sigo igual, con las manos vacías. Esperando por algo maravilloso. Como el niño optimista aquel, que cuando recibió una cuerda de regalo en Navidad, salió al patio de su casa, esperando alegre a su caballo. Seguro de que la cuerda era preludio de la llegada del equino de sus sueños. Y así estoy yo. Con un lazo que aunque se desató, por fortuna no llega a convertirse en algo para ahorcarme.

Y yo que pensaba llegar a anciana, cuidando a un enfermito que con el tiempo se convertiría en tirano. ¿Quién me lo iba a decir?
¿Y ahora qué hago sin tanto peso muerto? ¿Sin tanto fardo?
¿Ser feliz?
¿No será pecado?

Tengo insomnio. Estoy alucinando. Pero no sumida en la tristeza ni en una depresión... solo pensando.


3 comentarios:

Lan dijo...

Puede que el lado cínico de la vida sea el más divertido y, para escribir, uno de los que más juego dé. Las pasiones, en frío, se describen mejor porque a uno ya no le afectan. O, vaya usted a saber, que los nuestro es equivocarnos ;-)

Insumisa dijo...

Ni mas ni menos. Equivocarnos es lo nuestro. Por cierto, mas mío que tuyo.

;-)

Zeltia dijo...

Tienes un premio de esos blogueros para recoger en el mío.