domingo, 18 de julio de 2010

Compuertas selladas


  De pronto abrazaba su recuerdo como si en ello le fuera la vida. Soslayaba las últimas evidencias del desastre, y sucedía como con el paisaje en su entorno. Se esmeraba tanto en encontrar la belleza, que terminaba por no ver las huellas del vandalismos y la destrucción que amenazaban con enterrarlo todo.

  Había que poner manos a la obra. Moverse desde su trinchera hasta donde la voluntad y las ganas alcanzaran para hacer lo imperativo. La paciencia no era una de sus virtudes. Pero debía armarse con ella.

  Cada uno, dueño de su destino o no, debía seguir con aquella vida y los giros inesperados que se presentaban. Bailando a un nuevo ritmo. Desacompasados y en solitario. Pero en la pista de baile todavía.

  Hacía tiempo que él había comenzado a retroceder. Sus compuertas, cuidadosamente selladas en el pasado, se abrían una tras otra. Regresaba a sus inicios. "A su lugar". Inexorablemente iba cumpliendo las sentencias que escuchara desde niño. Todas aquellas desalentadoras palabras que vertieron en su cabeza se estaban haciendo realidad.


        

3 comentarios:

conejo con escafandra dijo...

Las palabras indudablemente son poderosas.

Paz Zeltia dijo...

Por fin me permite tu espacio escribir algo!

(Y me pregunto si el regreso al punto de partida indica solamente un viaje muy largo!)

Hablando de viajes, todavía estarás fuera en estos momentos...
Te dejo un abrazo para la llegada!

Insumisa dijo...

Uis, Conejo. Si las palabras fueran todo lo poderosas que se les imputa, menudos líos.
Algunos entes ya se habrían cortado las venas con galletitas de animalitos o con ejotes.

Beso sus peludas patas

Zel
No se que es lo que pasa con mi espacio en algunas ocasiones. Seguramente que como casi nadie viene por aquí, se entelaraña todo y es difícil colocar algo jejejeje
Regresé de mi viaje el día 3 de agosto. Pero al siguiente día me fui a la Cenicienta del Pacífico otra vez. He vuelto apenas, pero muy probablemente me vaya de nuevo, que los calores por este lado del mundo andan entre la antesala del infierno y la cocina.
A fuego medio, nada de lento. A fuego medio nos cocinamos a la sombra. Al sol es como meterte al horno de microondas.
¡Ay el cambio climático!
¡Ha llegado!

BESOS Y GRACIAS POR ACORDARTE DE VENIR POR AQUIII