Alguien de la familia murió.
Ha dejado dolientes: una esposa, una hija y dos nietos.
Parte de nuestro pasado se ha ido con él.
La vida sigue...
Tuvo suerte.
El cáncer no llegó a doler.
No a él.
No guardó cama.
No sufrió lo indecible.
No se quemaba por dentro.
Se fue casi dormido.
Pero ¿cuándo, saber eso, ha dado paz a una viuda inconsolable?
Lamento el dolor de mi tía.
De mi prima y de mis sobrinos.
Él, de verdad tuvo gran suerte.
Descanse en paz.
2 comentarios:
historia triste... y todos con ese tipo de historias... y siempre duele, y hace replantearnos la vida.
Definitivo sí a eso de replantearnos la vida.
Triste el caso. Como todos los casos de este tipo.
Publicar un comentario