Y yo me preguntaba: "Pues qué mosca le picó". Porque no obstante los cuernos que (dicen) le ponían con esa constancia que nace del "valemadrismo", también olvidaba las pelas que le propinaba con alegría carnavalesca. Y resultaba al final, que el muertito había sido casi un santo... bueno a decir de María "El mejor hombre del mundo". ¡Que chistoso! a mí, el susodicho, me pareció siempre un escandaloso gritón, un borrachín al que había que huirle y un tío no muy simpático. Pero eso era solo mi punto de vista, a mis ojos "juzgones". En los de ella, evidentemente había adoración.
2 comentarios:
Ya sabes que la muerte, a más de la locura, es cosa que da mucha impunidad.
Saludos y abrazos y de todo.
:D
Locura e impunidad ¡sí señor!
Y a los que se quedan con resquemores y "sentires políticamente incorrectos" que se los cargue la chifosca ¿verdad?
Gracias por estar, mi querido Lan. Ya vi que por ahí se apropiaron de MI "señor" tal... pero eso me pasa por desaparecida. Y no digo nada, ni retobo y me aguanto como las "machas" Jajaja
:P
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