La casa de la playa es luminosa, de buenas dimensiones y bonita. Sin embargo es fría. Carente de algo que logre la sensación de calidez de un hogar. Imaginé que era por estar deshabitada el 90% del tiempo. Era esa su casa en La Cenicienta del Pacífico, la destinada para su retiro. Magníficos anfitriones, una pareja bien avenida, sibaritas. Amantes de la buena mesa y del vino. Tuvieron tres hijos. Excelentes muchachos todos. Uno de ellos falleció en un accidente hace poco mas de 4 años. Desde entonces dejaron su hogar en la ciudad mas pequeña y pintoresca de la península. El muchacho, por sus estudios viajaba constantemente de la montaña al desierto y viceversa. Vivía en el camino, y en el camino quedó.
Después de la tragedia y ya instalados en La Ciudad que Capturó al Sol; esperaron que los otros dos hijos terminaran la carrera. En tanto eso pasaba, sus planes de vida no se detuvieron. Tras jubilarse a buen tiempo, se dedicaron a hacer lo que querían. Él pintaba, vendía sus cuadros, realizaba exposiciones. También dedicaron un tiempo a viajar. Fueron a Europa, a China apenas el año pasado, luego a Cartagena hace poco. Y qué decir de los viajes al centro del país. Eran continuos. Se inscribieron en esos cursos tan de moda de los imanes "curalotodo". Se aclientaron con rapidez y consultaban solo bajo previa cita. Se encontraban social y políticamente bien posicionados desde hacía tiempo.
A finales del verano regresaron a su pequeña ciudad. La hija menor, finalmente había concluido la carrera. Le consiguieron trabajo, las cosas marchaban. Familia, amigos, trabajo, vida. Todo parecía fluir. Me enteré ayer noche, que en diciembre, él se notaba un poco alicaído. La gente que lo estimaba lo notó y preguntaban: "no pasa nada" "todo está bien" eran sus respuestas. Si con una palabra se definiera a las personas, solícito sería la suya. Un hombre solícito y afable. Buen padre, buen esposo, buen amigo. Querido y respetado por cuantos le trataban.
Me enteré ayer. Que en esa pequeña y pintoresca ciudad donde sus hijos vieron la luz por primera vez. Hace quince días exactos, en la casa donde vivía con su amada familia, al final del pasillo del que fuera su hogar por tantos años; lo encontró su esposa, pendiendo de una cuerda amarrada al cuello... muerto.